martes, 29 de octubre de 2013

LA INTOLERANCIA Y VIOLENCIA DE LOS ANTITAURINOS


Por: Walter Chávez Tejada

El domingo 27 de este mes, que se inauguró la Feria del Señor de los Milagros, el grupo denominado “Antitaurino”, por fin se sacó la careta, poniendo en evidencia su verdadero rostro de intolerancia y violencia. Ellos, que lograron una autorización para realizar un pasacalle en las inmediaciones de la Plaza San Martín, demostrando su falta de respeto a las autoridades, se saltaron de la autorización y, marchando por la avenida Avancay, llegaron a la plaza de toros de Acho que tanto odian.

Allí, con gritos destemplados y ofensivos, llenaron de improperios a las personas que asistieron a esta novillada. Al no recibir respuesta de los aficionados a sus ofensivos insultos, se agarraron a piedras y palos, cual vándalos de la construcción, contra la policía que trataba de impedir que se acercaran a las puertas de entrada a la plaza de toros, como se ha podido notar en las crónicas periodísticas del día lunes 28, trifulca en la que quedaron heridos 3 policías, uno de ellos, que iba montado en un caballo, apuñalado en la pierna.

Dentro de plaza de toros y cuando el novillero de turno estaba tratando de matar al novillo, dos jóvenes saltaron al albero con una banderola que tenía escrita alguna consigna que no se pudo leer, poniendo en peligro sus vidas y las de los toreros y monosabios que entraron a sacarlos, para evitar una tragedia que pudo llegar a ser fatal. Luego de este lamentable incidente,una mujer gorda y madura, vestida de negro, se desnudó el dorso completamente, sin razón aparente porque no traía ningún cartel que anunciara su reclamo, dando un espectáculo deprimente y de mal gusto que interrumpió la lidia del novillo de turno. El personal de seguridad y la policía, en cumplimiento de su trabajo, tuvieron que convencer y sacar de ruedo a esta mujer y a su acompañante.

Estos hechos merecen un análisis serio por parte de las autoridades, que han sido sorprendidas por este grupo de gente que ha demostrado una actitud tan violenta en sus prédicas que merece una respuesta coherente para detener esta avanzada que, por la fuerza y a la fuerza, pretende una prohibición inviable de una costumbre ancestral del pueblo peruano.

La democracia que ampara la libre difusión de las ideas y que salvaguarda la libre determinación de los ciudadanos, como derechos sustanciales del ser humano, debe defender esta libertad: Nadie puede prohibir a nadie a ver, escuchar, asistir, etc, lo que a el le gusta, por tanto, los permisos enmascarados de pacíficos de este grupúsculo de antitaurinos deben ser denegados, por los antecedentes que han venido ocurriendo. Nos vemos en Acho.

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